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A.M.
A veces, aunque pocas, es posible conciliar la agitada vida urbana "tráfico imposible, contaminación acústica, mareas humanas, prisas..." con la contemplación de la naturaleza en su estado libre. Palma, que es una ciudad con escasa vocación natural "los parques son pocos, pequeños y poco verdes", nos da la oportunidad de asistir a la tranquila sesión de baño de una familia de gaviotas que han elegido el cauce de sa Riera como lugar de solaz. Cualquiera que tenga el capricho de asomar sus ojos a ese hilillo de agua verdosa que recorre el centro de Palma verá cómo allí se revuelcan, chapotean y hacen vida social estas hermosas aves acuáticas a las que, todo el mundo lo sabe, les encanta la porquería.

Y a pesar de ello, proporcionan un espectáculo encantador en pleno caos urbanístico.