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Una vez superada la vuelta al cole, y ya inmersos en el mes de noviembre, los niños, en colaboración con sus padres, deciden cómo ocupar su escaso tiempo libre para evitar así problemas de horarios a sus progenitores. Las actividades extraescolares son una excelente solución a este conflicto ocupacional.

El Centre d'Iniciatives i Recursos Escolars fue fundado por Xavier Fernández hace ocho años, junto a otros profesionales de la enseñanza, con el objetivo de reconducir un enfoque equivocado hasta el momento. «Las actividades extraescolares existían pero como mero pasatiempo, como si fuera una guardería. Nosotros queríamos darle una visión lúdico-pedagógica, que ampliara y complementara la actividad estudiantil», explica Xavier Fernández. El resultado es hoy una realidad: 123 centros establecidos por todas las Islas y más de 8.000 usuarios respaldan el buen funcionamiento de esta iniciativa.

Las actividades que se ofrecen van desde los tradicionales talleres de idiomas, informática, manualidades, y deportivos hasta cursos de psicomotricidad, seguridad vial y ética, entre otros. Todos ellos tienen un programa diseñado a partir de una metodología, específica para cada edad y nivel social y educativo, basada en el juego infantil. El objetivo primordial es ocupar el tiempo de forma lúdica, pero con resultados educativos. Lo que tampoco se pretende es que el pequeño se divierta y que no adquiera ningún conocimiento. «El centro presenta un reglamento muy estricto en este sentido, si el niño pierde el tiempo se les da un preaviso a los padres, y si no responde se le da de baja», sentencia Fernández. Además, aconseja que el padre no interceda en la elección de los cursos, sino que sea el propio niño el que muestre sus preferencias. Tampoco es conveniente propasarse en el número de actividades realizadas, ya que puede crear un desconcierto en el joven.

El precio de estas actividades oscila entre las 3.500 y las 5.500 pesetas, y pueden estructurarse en paquetes de varias, con descuento. El profesorado está compuesto por monitores a tiempo libre o estudiantes de Magisterio, siempre mayores de 23 años.