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Los ciudadanos de Balears pagarán al Estado 3.500 millones de pesetas más al año por culpa del nuevo impuesto sobre las gasolinas que acaba de aprobar el Gobierno en contra de los criterios del Govern balear. El conseller d'Hisenda, Joan Mesquida, explicó que, con esta cantidad, aumentará además el desequilibrio fiscal que existe entre lo que pagan los ciudadanos en impuestos y lo que después reciben del Gobierno.

Mesquida insistió en que el Govern no tiene intenciones de fijar el recargo que le autoriza la ley. Este recargo sería de 1'6 pesetas por litro durante el año 2002 y reportaría unos ingresos adicionales al Govern de 1.000 millones de pesetas. El conseller calificó de «burda maniobra» la creación de este nuevo impuesto, que pone en evidencia que el Gobierno necesita más dinero del que realmente confiesa. El conseller consideró lamentable que el Gobierno diga que habrá una nueva bajada de impuestos cuando en realidad se está dedicando a subirlos.

Consideró además muy negativo que esta subida se haga precisamente sobre los impuestos indirectos, que son los que no hacen diferencias entre ciudadanos ricos y pobres ya que todos pagan lo mismo. Por el contrario, señaló que el Gobierno baja el IRPF, impuesto progresivo por el que paga más quien más tiene.

El conseller recordó que el Ministerio presentó esta propuesta en una reunión celebrada la pasada semana y, de las 13 comunidades autónomas presentes, sólo tres dieron si visto bueno. Mesquida cree que la creación de este impuesto para financiar la sanidad puede ser un indicio de que la competencia estará muy mal dotada cuando se ceda a la Comunitat Autònoma.