Carmen Padilla asegura que la longitud de su lengua es de herencia familiar. Foto: S. AMENGUAL

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Mide nueve centímetros, es voluminosa, y goza de un radiante aspecto físico. Su propietaria, Carmen Padilla, está orgullosísima de lucirla por doquier y aprovecha cualquier excusa para enseñarla a los demás. Desde su nacimiento, Carmen ha convivido con ella; no se han separado ni un instante. Han crecido juntas, compartiendo todas sus experiencias: el primer biberón, la primera papilla, el primer diente, el primer empaste, el primer beso...

No, no es una mascota, sino una parte esencial del cuerpo humano, necesaria para degustar, deglutir y articular los sonidos de la voz. Es, aunque parezca increíble, una lengua. Y es que esta estudiante de fotografía de la Escola Superior de Disseny disfruta de un órgano muscular situado en la cavidad de la boca digno de contemplar. Es, hasta que no se demuestre lo contrario, la lengua más larga del mundo. Su contrincante, que mide siete centímetros, está reconocida como la lengua oficial más grande del mundo por el «Libro Guinness» y es de Annika Irmler, una joven alemana de 12 años. Debido a la publicación por parte de Ultima Hora , hace unas tres semanas, de este curioso récord, la mallorquina decidió medirse su lengua, con la profunda creencia de que la suya era mayor.

A Carmen le gustaría presentarse a los premios Guinness y desbancar a la «impostora». Además, desea participar en dos concursos de la televisión, por un lado «Crónicas Marcianas», de Tele 5 y por el otro «El show de los récords», de Antena 3. Así que es probable que pronto sea reconocida nacionalmente.

Asegura que la extremada longitud de su lengua no le molesta en lo más mínimo; al contrario, según ella, todo son ventajas. A la pregunta de ¿qué opina su novio?, Carmen contesta de manera concisa: «le encanta, está supercontento».