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Si volviera a nacer quisiera ser concejal de la oposición del Ajuntament de Palma. Por lo mucho que cobran y por lo que trabajan, unos más que otros, pero sin «matarse».

Porque vean. Los portavoces de la oposición (Roig, Trujillo, Barceló y Thomàs) se llevan, brutas, 14 pagas al año de 557.375 pesetas. No mucho menos de lo que perciben el alcalde y los concejales con responsabilidades. Tampoco los que no son portavoces se van de vacío, pues, por ejemplo, López, de Els Verds, cobra 14 pagas de 438.455 pesetas brutas cada una, y Sebastià Serra, 229.780 pesetas brutas 14 veces al año (no me extraña que algunos se agarren al cargo como a un clavo ardiendo, por eso digo, que si vuelvo a nacer, me apunto a ese carro).

Pero lo que más me llama la atención no es lo que cobren, sino oírle decir a Trujillo en un pleno reciente que «reconozco que no hemos preparado el pleno», o que a López le echen en cara desconocer cómo administrativamente es el Ajuntament por dentro, o que Roig no contraste datos, como mínimo en dos fuentes, a la hora de defender su postura o atacar la del contrario, con lo cual, a veces, se puede equivocar. Tal vez los más coherentes sean Thomàs y, sobre todo, Barceló, que aparte de ser correcto y respetuoso, investiga.