Antoni Martorell, investido la semana pasada con todo merecimiento Doctor Honoris Causa por la Universitat de les Illes, regaló a las muchas personas que presenciaron el acto celebrado en su localidad natal, Montuïri, un parlamento lleno de sabiduría y de acento popular. De sus palabras se desprendieron verdades que deben llevarnos a la reflexión, pues no en vano este músico y pare ha alcanzado sus conclusiones tras una vida larga, plena y trufada de amor a la cultura. Vino Martorell a reivindicar con firmeza el mantenimiento y la defensa de una identidad propia, la de los mallorquines, que se tambalea ante la invasión de costumbres de fuera, como ocurre en cualquier otro rincón del mundo, donde los imperialismos culturales, gastronómicos, musicales, artísticos y literarios arrasan con demasiada facilidad con la cultura y el sentido de ver la vida locales.
Editorial
Reclamar lo que es nuestro
04/12/01 0:00
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