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JUAN MIGUEL LÓPEZ Cuando escasamente faltan cuatro semanas para la entrada definitiva del euro, ni las campañas informativas del Gobierno, ni las continuas alusiones a la llegada de la moneda europea que se lanzan desde los medios de comunicación, ni siquiera esa familia de muñegotes televisivos, los García, que día tras día tratan de preparar a los ciudadanos con una sonrisa, parecen haber hecho mella en la gran mayoría de los pequeños negocios de Ciutat. A modo de ejemplo: los puestos del mercado de l'Olivar, que a la fecha de ayer todavía presentaba un aspecto desangelador en la colocación de precios en euros y pesetas.

En una gran mayoría de los diversos puestos del mercado, en torno al 70 por ciento, a simple vista, aún no estaba señalada la equivalencia del precio de los productos en euros. «Todavía parece que la gente no está concienciada, parece que no va con ellos», indica María Teresa, una dependienta de la frutería Gelabert, una de las pocas que ya ha colocado las equivalencias en los precios al público. «Empezamos en septiembre, y al principio hubo algunos problemas, pero ha sido lo mejor, ya tenemos hasta las balanzas adaptadas», continúa. En otras áreas del mercado aún es peor. Este es el caso de los pescaderos, donde ninguno de los puestos presentan las equivalencias en euros.

En el sector de charcutería y carnicería, la situación mejora sensiblemente. En torno al 40 por ciento de los puestos presentan los dos precios y los dependientes aseguran que realizan los cálculos ya con bastante facilidad. Sin embargo, algunos tenderos se muestran bastante alejados de la moneda única. «Pones los precios en euros por ponerlos, por ir adaptándote, pero en realidad no lo tienes en cuenta. Lo haremos definitivamente cuando el euro entre del todo», señala Miguel Fullana, otro tendero que insiste: «Al principio habrá bastante enredo, porque casi nadie sabrá manejarse con la nueva moneda. Todos, vendedores y consumidores, estaremos liados en las primeras dos semanas hasta que nos adaptemos».

Otros puestos, por contra, optan por la vía de en medio. «Nosotros hemos puestos los productos más comunes con los dos precios, para que la gente se acostumbre, pero los más caros los hemos dejado en pesetas», indica Francisco, otro dependiente. Frente a los más preparados, los que aún no tienen las equivalencias se disculpan: «Vamos a colocar los precios en unos días».