Cuantos más detalles se van conociendo "aunque no de forma
oficial, puesto que el más riguroso secreto es norma al respecto"
en relación a los tribunales militares que juzgarán en Estados
Unidos a presuntos terroristas, en mayor grado aumenta esa
inquietud mundial que ya advertimos desde un principio sobre la
problemática imparcialidad de los mismos. Bases militares y buques
de guerra se convertirán en los escenarios, de por sí atípicos,
para juzgar a sospechosos de terrorismo que en su práctica
totalidad serán residentes en USA que no hayan obtenido la
ciudadanía.
Estamos, pues, ante una justicia «para extranjeros» de más que
dudoso procedimiento. En primer lugar, tan sólo se hará público el
nombre del acusado y la sentencia, silenciándose todo lo demás
relativo al proceso por tiempo indefinido. No existirá jurado, sino
comisiones de oficiales, en unos procesos castrenses en los que la
carga de la prueba recaerá sobre el acusado y sobre unos abogados
que no tendrán acceso a todos los documentos manejados por la
acusación. Para el pronunciamiento de la sentencia no hará falta, a
diferencia de lo que ocurre en los tribunales civiles, que la
culpabilidad sea establecida más allá de toda duda razonable, sino
que será suficiente con que una mayoría de la comisión de oficiales
considere «razonables» las pruebas. Tampoco existirá derecho a
apelación alguna.
En suma, un conjunto de exigencias excepcionales "¿cabría
tildarlas simplemente de arbitrarias?" que hacen temer por unas
básicas garantías procesales y que, por descontado, vulneran muy
concretas garantías constitucionales. Por excepcional que sea la
situación que vive el país, y el mundo en general, no se encuentran
razones que justifiquen de forma convincente el que no sea la
jurisdicción civil la que se haga cargo de los casos de terrorismo,
atendiendo como es preceptivo a los derechos fundamentales de los
acusados. La insistencia de la Casa Blanca, y del Pentágono, por
recurrir a la justicia militar, sólo se explica por la mayor dureza
y la celeridad en el procedimiento que suele caracterizarla. Pero
la justicia es otra cosa.
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