Las bajas temperaturas habidas en la Isla estos días han mermado una masiva asistencia de público al tradicionalmente conocido como mercadillo navideño de Santo Tomás y Reyes de la Plaça Major. Un año más se han dado cita en este recinto los artesanos de las figuritas del belén, que han puesto a la venta piezas que constituyen su trabajo realizado durante todo el año.
Fieles a su cita, vimos el puesto de Andreu y Antonia, de s'Aranjassa. Antonia se afanaba pintando pastorets y nos comentó que: «acudo a la Plaça Major desde hace siete años. Me gusta este mercadillo porque tengo contacto con la gente. La mayoría son mallorquines, pero hay extranjeros que se acercan atraídos por la curiosidad». Antonia explicó que: «las piezas que ponemos a la venta son exclusivas del belén mallorquín, recreando los trajes típicos, las costumbres y los trabajos del campo. Los hacemos con barro cocido y pintados en frío de acrílico con agua. Las piezas más solicitadas son el nacimiento y el trío de Reyes. La gente empieza por éstos y a partir de ahí van añadiendo piezas. Las piezas individuales las vendemos al precio de 1.500 pesetas y los conjuntos desde las 2.000 hasta las 10.000 pesetas.
Otro de los puestos más visitados del mercadillo de Santo Tomás es el de la artesana de Alcúdia, Carme García. Su estilo propio, con este cariz naïf que imprime a sus figuras, ha sabido conquistar al público amante de esta entrañable tradición que es montar el belén. Carmen moldea las figuras del belén mallorquín a mano y cuenta con la colaboración de su jovencísima hija. Sus modelos están inspirados a partir de fotos antiguas, de referencias sobre ancestrales vestimentas y oficios. Para que salgan de un tamaño aproximado se debe pesar antes por igual el fango a emplear. «Estas se deben vaciar "explicó la artesana" pues al cocerlas a una temperatura que oscila entre los 950 y los 1.000 grados se podrían estropear».
Larga es la lista de los modelos que pone Carmen a la venta. Empezando por los animales, están los indiots de raza mallorquina, negros con la cabeza roja, tan característicos del belén, y luego los corderos, gallinas y cerdos. Existen otros elementos, que destacan por su respeto a la tradición y el entorno paisajístico de Mallorca. Nos referimos a la popular representación de las figueres de moro, de las que saca un excelente partido como pieza única y en los tancats para los animales, con su payés incluido.
Además de los clásicos pastores y pastoras, ataviados con el traje típico mallorquín, están las escenas correspondientes a los oficios y otras actividades de la ruralía isleña, como son los panaderos, herreros, lavanderas, planchadoras, carpinteros, pescadores de pulpos, colchoneros, y otros haciendo pa de figa, torrant botifarró, sequers de figas, colles de xeremies y vidriers, entre otros. Entre las novedades de este año están la plomadora de gallines, embarassada fent es menudall, enfilant pebres, fent coques de torró, llibretera, fent ximbombes, baruquers, y donant menjar als conills.
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