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La costumbre es pensar que las personas mayores padecen una multitud de achaques y no disfrutan de las fiestas navideñas. Nada más lejos de la realidad. Los internos de las Hermanitas de los Pobres gozaron ayer de una jornada lúdico-festiva, que nada tiene que envidiar a la de los niños.

Desde hace 27 años, los Reyes Magos hacen un alto en su camino infantil, y se desplazan hasta este centro para obsequiar con una serie de regalos a los residentes. Sus Majestades llegaron ayer a las 16.30 horas, acompañados por una comitiva de pajes, que se encargaron de amenizar la tarde con un breve espectáculo musical. La entonación de villancicos, el baile, y un recital de distintos poemas fueron las actividades programadas para la tarde, de las que destacó la interpretación de la Salve rociera, que algunos dedicaron a la Virgen del Rocío.

El obsequio que recibieron todos los residentes consistió en una pequeña bandeja de bombones. El día anterior, los internos también recibieron regalos, pero en esta ocasión de la mano de tres empleadas, que se disfrazaron de los Reyes de Oriente. Un juego de sábanas con el nombre bordado fue el detalle del sábado.