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El rey don Juan Carlos, con motivo de la Pascua Militar, destacó ayer la nueva etapa en la que se encuentran las Fuerzas Armadas, marcada por una profunda revisión estratégica y por los trágicos sucesos del 11 de septiembre. Y, si bien es cierto que el Ejército tiene la función de la defensa de la soberanía y del territorio, los nuevos tiempos y, sobre todo, la pertenencia a organismos de carácter internacional como la OTAN, la ONU o la Unión Europea Occidental, han determinado y determinarán en el futuro las labores que deberán desempeñar nuestros soldados más allá de nuestras fronteras. Aunque, tras lo acontecido en Nueva York y en el conflicto en Afganistán, a las labores humanitarias y de pacificación podrían sumarse tareas de lucha contra el terrorismo internacional todavía no claramente especificadas. En cualquier caso, lejos estamos de viejos conceptos caducos y contamos con unas Fuerzas Armadas plenamente integradas en el contexto internacional y, lo que es también sumamente importante, que cuentan con una alta valoración de la sociedad por la importante labor que han desarrollado tanto en España como en el extranjero.

Por otra parte, y tal y como señalaba el ministro de Defensa, Federico Trillo, se ha consumado el proceso de profesionalización del Ejército, siendo ésta la primera Pascua Militar sin soldados de reemplazo. Evidentemente, en el marco de la nueva situación, es preferible contar con unas Fuerzas Armadas profesionales con un alto grado de preparación para que puedan hacer frente a los nuevos retos que se presentan en los albores de este siglo XXI. Aunque podemos afirmar que resta aún mucho por hacer, ciertamente se han dado los primeros pasos para que el Ejército afronte con garantías las tareas que se le encomienden para garantizar la paz y la seguridad.