Ayer poco antes de las diez de la mañana, hora de apertura
muchos comercios, se registraban algunas colas en los accesos de
las grandes superficies y de las franquicias de los tiendas
textiles de la zona centro, una afluencia que fue incrementándose a
lo largo de la mañana y especialmente por la tarde, tras el horario
laboral.
Numerosos consumidores consultados por este periódico afirmaron
que tienen las mismas intenciones de comprar en las rebajas que en
años anteriores y que el euro, en principio, «no va a ser un
obstáculo ya que ante la duda utilizaremos la tarjeta». Según el
portavoz de El Corte Inglés, Josep Ramis, «las previsiones son las
mismas que en otras rebajas. Al igual que en Navidad, esperamos que
el público acuda con la misma regularidad. Aunque nunca se sabe
cómo va a afectar el euro, no esperamos que vaya a haber grandes
cambios con respecto a años anteriores».
En la misma línea se expresaba ayer a este periódico el
presidente de la Comisión de Comerciantes de Porto Pi Centro, Juan
Cirer, quien manifestó que «el euro no va a ser un aspecto
determinante en el desarrollo de las rebajas, ya que los clientes
están asumiendo con bastante normalidad el reto de la nueva
moneda». Las rebajas 2002, que han comenzado en Balears con cierto
retraso con respecto a otras comunidades autónomas que las
iniciaron el 2 de enero, cuentan igualmente con la particularidad
de que finalizarán en dos meses, coincidiendo de esta manera con el
fin de la peseta.
En este sentido, algunos comerciantes señalaron que en muchos
casos «las tiendas están haciendo la labor de los bancos ya que
mucha gente viene a comprar con billetes de 10.000 pesetas para que
le devolvamos el cambio en euros». Por igual motivo, el optimismo
también se ha asentado entre ciertos responsables del sector que
afirman que «las previsiones son mayores porque la gente se está
deshaciendo de la peseta al ir de compras», como así se expresó
ayer la encargada de Sindicato Center, Antònia Bennàsar,
responsable de un comercio textil situado en la céntrica calle de
Ciutat.
Bennàsar coincide igualmente con otros comerciantes en afirmar
que el retraso de la temporada de invierno hará aumentar el volumen
de negocio. «Este año pasado ha hecho calor prácticamente hasta
diciembre y la gente ha comenzado a comprar ropa de abrigo tarde. Y
eso ha propiciado que muchas personas hayan esperado un poco para
comprar en las rebajas».
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