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A mediodía de ayer, a través de la megafonía interna del Hospital de Son Llàtzer, se ponía en conocimiento del personal que el nuevo director gerente, Josep Pomar, iba a tomar posesión de su cargo, y que quien deseara saludarle que se pasara por el salón de actos. Por eso, quien esto suscribe quisiera poner en conocimiento de este máximo responsable que el nuevo hospital tiene ciertos problemillas, inaceptables para el poco tiempo que lleva funcionando. Urge ponerle soluciones. Porque no es de recibo que "al menos" hasta ayer lunes a mediodía, desde el pasado jueves, algunos ascensores no funcionen. Y eso no me lo han contado, sino que yo lo he padecido.

Tampoco es normal que la tele de las habitaciones se trague las monedas con una voracidad espantosa, hasta el punto de que si metes las 500 pesetas, que es lo que cuesta un día completo de televisión, a las cuatro horas se te para. Hasta ayer no se pudo solventar el problema. También hay que echar un vistazo al agua, puesto que en algunas habitaciones sólo sale caliente. O sale fría por el grifo de agua caliente. Y viceversa. En cuanto a los techos, en un pasillo de la planta baja se ha desprendido un trozo.

Y qué decir de las escaleras: todavía con suciedad de obra "por favor, pasen una fregona" y con escalones rotos. O falla la calidad de los materiales o se ha hecho con excesivas prisas. En demasiados escalones aparecen roturas, algunas ya subsanadas «chapucerilmente», pues se nota el «empaste». Llama también la atención que en el hospital no haya ceniceros, lo que obliga a los fumadores a tirar las colillas en el suelo. Tampoco hay papeleras, especialmente en los cuartos de baño, por lo que cuando te secas las manos con el papel, tienes que dejarlo sobre el lavabo. Por si fuera poco, en una cafetería abierta ayer, en el sector de hospitalizaciones, a causa de las cuatro gotas que han caído, ya hay goteras. Vaya espectáculo inaugural.

En cuanto al aparcamiento, que con el tiempo se va a quedar pequeño, hay que decir que debido a que sólo han dispuesto tres accesos hasta el bloque de habitaciones, la gente tira por el caminito de en medio, o sea, por el parterre, lo cual se traducirá en que allí no crecerá ninguna planta. Falta un paso para peatones frente a las puertas del sector hospitalizaciones. Por cierto, muy mejorable la estética de estas puertas. Sin lugar a dudas, esta fachada no es de las más conseguidas.