El lugar donde estuvo el paraíso' es la nueva película de Gerardo Herrero ('Malena es un nombre de tango', 'Territorio comanche', 'Frontera Sur', 'Las razones de mis amigos'), protagonizada por Federico Luppi ('Un lugar en el mundo', 'Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto', 'Éxtasis', 'Martín-Hache', 'Frontera Sur', 'Lisboa', 'El espinazo del diablo') y Elena Ballesteros (conocida por su papel de Isabel en la serie 'Periodistas'). El filme, basado en la novela del chileno Carlos Franz y presentado ayer en Palma en el cine Renoir con la presencia del director y los dos actores principales, narra la historia de un cónsul (Luppi), que debe enfrentarse a una doble persecución: la de las autoridades locales "Amazonia peruana" en busca de un refugiado político, y la de su hija adolescente (Ballesteros), que hace peligrar la nueva relación sentimental de su padre.
Sobre ella, Gerardo Herrero dijo ayer que «el rodaje ha sido muy complicado, hemos padecido una climatología envenenada y los problemas de tiempo de siempre. Además, fue muy difícil evitar la mirada turística ante la pobreza que se sufre en Iquitos, donde rodamos. Pero estamos muy contentos con el resultado». Tras la rueda de prensa, Ultima Hora pudo conversar unos minutos con el actor argentino Federico Luppi, sin duda uno de los grandes.
"Usted ha dicho en la rueda de prensa que en caso de volver a empezar no sería actor.
"Bueno, no sé si volvería a ser actor, pues siempre he soñado con ser dibujante de cómics; estar con las pantuflas en casa, sin afeitar, sin que a nadie le importe mi tripa, dibujar y enviar el trabajo a la editorial. Creo que habría llegado a ser un gran dibujante, teniendo en cuenta la pasión que le pongo.
"Ha dicho que el actor perfecto no existe. ¿Y si le pregunto por Ives Montand, Meryl Streep, Marlon Brando, Marcello Mastroianni, Lawrence Olivier o Anthony Hopkins?
"Pues que usted sabe que son algunos de mis preferidos. Son o fueron imperfectos, como todos, pero han sido de los pocos que en algún momento sí fueron perfectos, como Ives Montand.
"Ante los medios de comunicación no ha tenido problemas en asegurar que se encuentra «asustado y deprimido» por la situación que vive su país, Argentina. ¿Es optimista?
"No lo soy porque no tengo 22 años, si fuera más joven quizás tendría más esperanza. Uno de mis personajes decía que «Argentina es una trampa», y sin duda era una premonición. Los argentinos siempre hemos tenido muy fundado el sentimiento de que el país era una trampa. Los políticos nos han inculcado la fantasía omnipotente y egocéntrica de que era un país rico, que todo era maravilloso y que siempre ganábamos algo (fútbol), fuera de verdad o moralmente. Esa fantasía se ha demostrado como tal, como fantasía. Soy sincero, tengo ganas de huir, como mucha gente.
"Volviendo al cine, usted tuvo claro que el papel de cónsul de «El lugar donde estuvo el paraíso» debía ser suyo.
"Había leído la novela y me parecía una buena historia. Gerardo me lo propuso y fue fácil decir que sí, pero no por el personaje en sí, sino por la historia. Yo en mis trabajos pido buenas historias, que me permitan visualizar la constancia humana, que permitan crecer al personaje.
"Una curiosidad, ¿qué le parecen los Oscars?
"Muy bien. Son los únicos premios en el mundo donde se juzga la propia industria sin tapujos. Los americanos lo hacen genial.
Federico Luppi («yo no doy consejos, eso es un invento de los viejos»), el hombre que todos querríamos ser a su edad (66).
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