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C. MORENO/J.M.S./J.R./M.V. Los alcaldes de los municipios de es Raiguer temen un aumento de la presión urbanística causada por la exclusión de sus municipios de la moratoria aprobada por el Consell Insular. El alcalde de Inca, Pere Rotger, afirmó que su ciudad quede excluida de la norma cautelar puede suponer un aumento de la presión urbanística que ya se está notando.

Santa Maria también forma parte de los 27 municipios excluidos de la norma. La alcaldesa, Rosa Vich (PSM), se mostró preocupada porque su municipio está rodeado de términos con restricciones y los constructores podrían poner sus ojos en Santa Maria. De la misma manera se pronuncia, el batle de Consell, Joan Bibiloni (PP): «El crecimiento puede ser enorme si Consell se considera zona periférica de Palma».

En cambio, los pueblos del Pla como Lloret, Sineu o Maria de la Salut, no creen que la exclusión pueda suponer una mayor presión. El alcalde de Lloret, Joan Jaume (PP), comentó que la norma cautelar no afectará al municipio ya que no existe una gran presión urbanística. En la comarca de Llevant, los alcaldes valoran positivamente la nueva moratoria y opinan que este hecho no provocará un aumento abusivo de la presión urbanística en el interior.

En los pueblos donde están vigentes unas normas subsidiarias municipales restrictivas, ya se asegura que el crecimiento de los cascos urbanos no será desmedido porque al no poder construir grandes bloques de viviendas, las promotoras buscarán otras vías de inversión, apuntan los alcaldes.

En los casos de municipios que han crecido poco donde los precios para comprar una casa antigua o restaurarla son muy elevados, los primeros ediles verían con buenos ojos la construcción de viviendas plurifamiliares para evitar el éxodo de la población joven. En Calvià, lamentan que la nueva normativa del Consell no ponga un freno más firme a la construcción de viviendas unifamiliares, que es la auténtica plaga.