El doctor Joan Castell Conesa, especialista en medicina nuclear,
que realiza su trabajo en el Hospital General Universitario Vall
d'Hebrón y la doctora Marta Giménez García, del Institut de
Medicina Nuclear Rotger i Cetir, explicaron ayer los pros y contras
en la utilización de la medicina nuclear, isótopos radioactivos,
para el diagnóstico, prevención y tratamiento de las enfermedades
cardíacas sin desechar la utilización de las técnicas más
tradicionales como la ecocardiografía.
Los doctores Castell y Giménez manifestaron que están a favor de
la utilización de las técnicas SPECT (tomografía por emisión de
fotones) y PET (tomografía por emisión de positrones) para estudiar
la viabilidad miocárdica, sin deshechar las técnicas más
convencionales. Las técnicas nucleares "a diferencia de los
estudios radiológicos convencionales (RX, ecografría, densiometría,
TAC) que detectan variaciones morfológicas" valoran la función del
órgano a estudiar, «esta particularidad permite establecer un
diagnóstico precoz de la enfermedad, adelantándose a los cambios
morfológico-anatómicos que detectan las otras técnicas de
diagnóstico por la imagen», explica la doctora Giménez.
«La ecocardiografía es una técnica que valora básicamente la
contractividad del corazón, del ventriculo izquierdo, y con una
serie de maniobras se puede ver si el corazón se va recuperar si se
le hace una intervención quirúrgica o una angioplastia, una
procedimiento para restaurar el flujo en las arterias coronarias»,
explica el doctor Castell y añade que «con medicina nuclear lo que
hacemos es estudiar este mismo campo pero de otra manera, viendo si
el tejido está vivo, si después de un infarto el corazón ha sido
muy dañado o va a ser recuperado. Se trata de hacer las distintas
técnicas escogiendo la mejor para cada paciente y con las mejores
posibilidades de éxito», apunta.
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