Músicos que hacen sonar notas musicales en las calles peatonales y más transitadas de Ciutat. Foto: J.A.

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Día a día se buscan la vida como pueden, unos con trapicheos y pillaje, otros de la manera más honrada y demostrando lo que saben hacer. En ocasiones nos pasan desapercibidos por nuestro lado y otras veces nos llaman la atención, pues es evidente que la vida no nos trata a todos por igual. Son personas con menos suerte que la mayoría, pero que viven, o mejor dicho, sobreviven, en la misma ciudad. La calle es el único medio de vida que han encontrado.

En las últimas semanas el centro de Palma «acoge» en sus estrechas y transitadas calles peatonales a más solistas, dúos y grupos musicales que nunca. Son gente que tiene más o menos nociones de música "los hay también virtuosos" y que ponen la nota alegre o romántica en el momento en que pasamos, porque su sonido destaca por encima de la melodía del teléfono móvil, la excavadora, el ladrido de los perros y otros ruidos callejeros.

Viven de la eurovoluntad de los transeúntes. Unos son de Mallorca y otros vienen de lugares como Perú, Chile, Rusia, Bulgaria o Alemania. Román y Àlex son dos jóvenes rusos de 26 y 24 años de edad, y hace tres meses que llegaron a Palma y tocan en la calle y en restaurantes. Se les ve en la calle Sant Miquel; Román toca el violonchelo y Àlex, la guitarra, aseguran vivir de la voluntad de la gente. Confiesan que es duro, pero a ellos les gusta la música y por el momento es lo único que saben hacer, y francamente, lo hacen de maravilla. La otra cara de la moneda la ponen el pillaje de las claveleras y los carteristas. Hay también quien se dedica a la venta callejera "ofreciendo plantas o alfombras, llamando de puerta en puerta" y quien prefiere pedir limosna.