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Chenoa es parte del fenómeno televisivo del país denominado «Operación triunfo», capaz de empequeñecer los índices de audiencia de los Madrid-Barça o, hasta su aparición, del número uno de las noches de los lunes, «Crónicas Marcianas», con «Carminas Ordóñez» y «Ernestos Neyras» incluidos. Tres meses después de haber entrado, junto con los otros concursantes, en la Academia, reconocemos el buen ojo que tuvieron tanto su padre, Tati, como por el entonces novio suyo, Luis, augurando que iba a dar mucho de que hablar «pues ella es, ante todo, artista», como así ha sido, aunque finalmente no pudiera alcanzar uno de los tres puestos de la gloria.

Aquella chiquita que a diario presentaba el Milenium, en el Casino Paladium, y que con anterioridad había cantado en el mismo escenario respaldada por la orquesta que dirigía Luis Depestre, y a quien otras noches había escuchado cantar en distintos locales de Palma, estaba demostrando desde el primer programa de «Operación triunfo» que al final podía estar entre los mejores. Pero no pudo ser y lejos queda la posibilidad de ir a Eurovisión. Porque lo malo "o lo bueno, según se mire" de toda esta hermosa historia es que quienes participan en ella no son dueños de sus actos ni de sus decisiones, sino que hay otros que deciden por ellos.

Pero, bueno, experiencia "fabulosa" aparte, ésa es la factura que han de abonar por la oportunidad que se les ha dado, y a ella en concreto por haber podido mostrar ante todo el país la pedazo de cantante que lleva dentro, algo que no es casualidad, ni fruto de un día, sino la resultante de haber trabajado duro durante años y de vivido en un entorno musical cien por cien, en el que a diario, sobre todo en casa, se habla mucho de música y de canciones. A nada que Chenoa sea medianamente inteligente, y yo creo que supera con creces las medianías, en el escenario debe ser ella siempre, ya que ni por voz ni plasticidad tiene por qué parecerse ni imitar a nadie en concreto.

Y lejos de él, pase lo que pase de ahora en adelante, que siga siendo la chica sencilla y humilde que ha sido hasta ahora, y si nota que los pies se le van del suelo, que los vuelva a colocar en él otra vez. Ésa ha sido la clave de haber llegado tan alto. Finalmente se quedó a las puertas del triunfo, con la lógica decepción que los que la han apoyado desde Mallorca, pero, sin duda, esto no habrá sido más que el inicio de una carrera más que prometedora. Compañía discográfica ya la tiene, como así se lo hizo saber anoche Carlos Lozano, ahora le toca seguir trabajando.