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En el solar donde se levantó la casa de los duques de Badajoz, en Portopí, se va a construir un edificio de tres alturas, con diez viviendas y un local. Y lo va a construir Pirausta S.L., empresa que tiene entre sus objetivos el de compraventa, arrendamiento no financiero y explotación de fincas rústicas y urbanas; la promoción de edificaciones y urbanizaciones y la realización de toda clase de obras por cuenta propia y ajena, y cuya presidenta, María Catalina Vicens Mulet, es hija de Catalina Mulet, que como recordarán, fue la que entabló un pleito con los duques de Badajoz, que tras largo proceso ganó, como se diría castizamente, con todas las de la ley, esgrimiendo tres argumentos: que la obra de la casa de éstos clausuró una ventana, a la vez que hizo desaparecer un pasillo existente entre ambas fincas, y también, que la obra invadía parte de la calle Versalles, lo cual, según las ordenanza municipal en materia de urbanismo de la zona en aquellos años, era ilegal, pues dichas normas, en caso de construcción de nuevas plantas en la finca, obligaban a un retranqueo entre tres y cinco metros.

Dicho pleito, que como hemos dicho se prolongó por espacio de bastantes años, y que de no haber tenido en la parte demandada a tan egregia familia no hubiera trascendido a los medios, al menos con la fuerza como lo hizo éste, concluyó en que, a mediados de marzo de 1996, doña Pilar, ya por entonces viuda del duque de Badajoz, días antes de que en cumplimiento de la sentencia se le tirara la piqueta municipal, ordenó derribar la casa y valló el solar.

Ahora, años después de todo aquello "para ser más exactos hace un par de semanas" se ha comenzado a allanar el solar, donde Pirausta SL, que tiene en Guelnor SL a su socio único "sociedad, ésta, representada por Juan Oliver Mateu", de acuerdo a la licencia de obra nueva, con fecha de 25 de julio de 2001, va a construir en una edificación de tres alturas apartamentos de cierto standing, con la particularidad de que lo hará sobre un solar al que la normativa actual ha ampliado unos cuantos metros en su superficie, los mismos que los duques de Badajoz debieron retranquear.