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Terumi, una artista japonesa afincada en Palma, ha publicado en su país «Mis amigos gays de Mallorca. Vidas alegres», un libro que ofrece una panorámica del «ambiente» gay de la Isla a través de un decena de creadores: Barti, Fernando Estrella y Toni Socies (ambos integrantes del histórico grupo Peor Imposible), Biel, artífice de las camisetas «Mirrorball», el pintor afincado en Palma Stephen Brown, el maquillador de películas y «performance» Biónica, los transformistas Vivian Caoba y Rosita for Sale...

La publicación nipona, íntegramente escrita en japonés, está muy cuidada y ya se puede adquirir en los establecimientos más modernos de Tokio. El pasado día 13 de enero se puso a la venta en los principales comercios del país del sol naciente. Los japoneses podrán ver, antes que nosotros, lo que se está cociendo en el «ambiente» de Palma, ya que por ahora no está prevista una edición en mallorquín o castellano.

El fenómeno de la globalización ha multiplicado el interés por todo aquello que pueda ocurrir en nuestra Isla, aunque aquí muchos se empeñen en decir que nunca pasa nada. Los «artistas alegres» de Terumi son personas de gran talento creativo. Intentan ofrecer espectáculo, buscar nuevas expresiones artísticas y ante todo, fomentar el espíritu transgresor.

Tal y como avanzó la nueva revista insular «D-P», el libro ha sido fruto del progresivo interés de Terumi por el movimiento contracultural balear, que muy bien conoce. Vino a la Isla para aprender a pintar al óleo en la escuela del pintor Joaquín Torrents Lladó. En sus ratos libres se dedicaba a la fotografía, y se dispuso a retratar a los artistas gays durante sus actuaciones. La artista y escritora nipona «quería captar toda la magia de ese arte pasajero que es el maquillaje y la transformación». Así surgió la idea de escribir el libro.

Poco después comenzó a entrevistar a los diferentes artistas, a conocerlos en su vertiente cotidiana. El resultado, un grueso libro de 224 páginas, cortesía de la editorial POT. ¿Será un éxito en Japón? Pese a todo, Terumi asegura que «la sociedad nipona es aún muy cerrada y no tiene bien asumida la homosexualidad».