El titular del juzgado de instrucción número 9 de Palma ha dictado
hoy un auto de archivo del «caso Bitel», al concluir que no existen
elementos que prueben la acusación de espionaje del correo
electrónico del dirigente socialista Francesc Quetglas por parte
del anterior Govern balear, del PP.
Rafael Perera, abogado de la defensa ha manifestado que no le
había sorprendido la decisión del juez de archivar el caso, porque
«era lo único que podía hacer», ya que todas las declaraciones
realizadas hasta ahora y todas las pruebas practicadas «han
desembocado en la falta de elementos probatorios que motivaron la
acusación». El letrado señaló que, en este auto, el juez «no
solamente dice que no hay indicios de espionaje, sino que rechaza
totalmente la imputación del ministro de Medio Ambiente, Jaume
Matas, algo que era totalmente inoportuno y fuera de lugar», pese a
que había sido solicitada por la Junta de Fiscales de Baleares.
Por su parte, el abogado de la acusación particular, el diputado
autonómico socialista Antonio Diéguez, anunció que recurrirá el
auto judicial ante la Audiencia Provincial porque «es un poco
chapuza, ya que el juez ni ha esperado al informe del fiscal».
Diéguez, que representa a Francesc Quetglas, expresó su sorpresa
porque «es la primera vez que se pide un informe a un fiscal y el
juez ni espera a que lo entregue, lo que jurídicamente me llama
mucho la atención». Lo que sí «está contrastado es que hubo
pinchazo, aunque para el juez no hay indicios referidos a que Matas
o alguno de los imputados se quisieran aprovechar de ello», agregó.
«No podemos entender que un pinchazo se mantenga durante tanto
tiempo sin intencionalidad, aunque los argumentos concretos ya los
explicaremos en el recurso que presentaremos», manifestó
Diéguez.
El letrado añadió que «es como si tú oyes las conversaciones
telefónicas de tu vecino durante dos años y además las tienes
grabadas, pero dices que no sabes cómo las cintas han llegado a
ti». Si este caso se archiva, el delito de espionaje «se puede
retirar del Código Penal», opinó Diéguez, quien insistió en que el
auto da por probado que Presidencia del Govern recibió los mensajes
desde el Consell de Mallorca, aunque «según el juez no se
aprovecharon de ellos».
El 6 de febrero, la Junta de Fiscales de Baleares acordó por
unanimidad solicitar la imputación en este caso del ministro de
Medio Ambiente, Jaume Matas, y ese mismo día envió un escrito con
esta petición al fiscal general del Estado, Jesús Cardenal.
Las investigaciones sobre este caso se iniciaron a raíz de una
denuncia presentada en el 2000 por el «Pacto de Progreso» que
gobierna en la actualidad en Baleares y que acusa a Matas de espiar
supuestamente, a través de su entonces secretario, Sebastiá
Vallori, el correo electrónico del ex presidente de la Comisión
Insular de Urbanismo de Mallorca, Francecs Quetglas, entre 1998 y
1999.
En el juzgado de instrucción número 9 de Palma declaró como
imputado Sebastiá Vallori, desde cuyo ordenador supuestamente se
espió el correo de Quetglas, actual conseller de Obras Públicas del
Govern balear. En sus declaraciones judiciales, Sebastiá Vallori
negó que espiase el correo electrónico de Quetglas y aseguró que
borró dos mensajes de correo reenviados desde la Comisión Insular
de Urbanismo de Mallorca «sin llegar a abrirlos porque no iban
destinados al Govern».
El pasado mes de diciembre, la acusación particular solicitó al
juez que instruye la causa que se inhiba en favor del Tribunal
Supremo para que Matas pueda declarar como imputado. La acusación
sostiene que cuando Matas presidía el Govern balear exhibió en el
Parlamento un documento interno de la Comisión de Urbanismo de
Mallorca, que dirigía Quetglas, que se ha comprobado que llegó
irregularmente a una dirección de correo electrónico que gestionaba
Vallori.
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