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La Conselleria de Salut i Consum está ultimando los estatutos de la nueva empresa pública Institut Sanitari de Mallorca, que se hará cargo de la gestión y la administración de los centros que formaban parte del complejo hospitalario de Mallorca antes de que el Govern asumiera las transferencias de sanidad el 1 de enero de 2002. El instituto sustituirá a la empresa pública de Gestión Sanitaria de Mallorca (Gesma) "tras la reconversión de los hospitales Joan March, General y Psiquiàtric en sociosanitarios" aunque la intención del Govern es mantener la misma personalidad jurídica de empresa.

Desde la Conselleria de Salut está previsto que el decreto de reorganización de Gesma y su trasformación en el Institut Sanitari de Mallorca pueda ser aprobado, si no se producen desacuerdos de última hora, en el próximo Consell de Govern. La noticia de la transformación de Gesma en Institut Sanitari de Mallorca no ha sido bien recibida por el comité de empresa. De hecho, desde el comité, se acusó ayer a los partidos EU y PSIB-PSOE de «incumplir su programa electoral al permitir que la sociedad pública Gesma se convierta en un instituto y consentir, de este modo, que sus profesionales sean condenados al ostracismo».

Una de las portavoces del órgano que representa a los trabajadores, Pepa Martínez, criticó la decisión del Govern de aprobar, previsiblemente el viernes, la creación del citado instituto tras la disolución de Gesma y reiteró su deseo de que la plantilla de la empresa dependa directamente del IB-Salut. Los responsables de los trabajadores sostienen que transformar Gesma en un instituto o mantener la propia empresa pública «supone un aumento de los gastos al duplicar cargos».

El comité de empresa ha organizado un calendario de movilizaciones con carácter «festivo» y reuniones con los partidos políticos para intentar evitar la creación del instituto. Por su parte, Josep Carbonero, director de Gesma, manifestó ayer que «el comité de empresa será debidamente informado una vez que se haya tomado la decisión política» y matizó que «no nos podemos adelantar a acontecimientos políticos que todavía no se han producido».