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Cuando parecía que todo estaba perdido para él en este mundo debido a las graves secuelas físicas que dejaron dos trombosis y tres infartos, el pintor Juan Alcón se repone, aunque sus problemas de salud han dejado graves limitaciones físicas, gracias a su amor hacia la pintura. Desde hace años este pintor, titular de numerosos premios nacionales e internacionales, entre ellos el «Ciutat de Palma, 1963», no concede entrevistas, pues asegura que «lo único que me importa ahora es la pintura».

Fue a los 17 años de edad cuando comenzó a despuntar en la academia de pintura, actualmente tiene 65. Su vida ha sido la soñada por cualquier artista. Fama y mujeres hermosas le han rodeado durante buena parte de ella. «Siempre he hecho lo que he querido», afirma Juan Alcón. Sus obras se salen del lienzo, expresiones, en su mayoría de mujeres, reflejan gran sentimiento en sus trabajos. Miradas penetrantes y cuerpos femeninos ponen de manifiesto su gran pasión por la belleza de la mujer.

Obras de gran envergadura se ubican por todo el mundo, paisajismo, realismo y abstracto se añaden a esculturas de desbordante talento. Pero a él le da lo mismo lo que opinen los críticos o los premios que se le concedan por su trabajo, sólo vive para la pintura y esa misma fuerza le llevó a salir hacia adelante cuando muchos creyeron que todo había terminado, pues en muchas ocasiones, demasiadas, le ha visto ya las «orejas al lobo».

Su mano derecha no le responde, sólo le concede movimientos lentos y limitados. Al caminar encuentra dificultades de respuesta en sus piernas, la espalda la tiene prácticamente destrozada y en el habla tiene una notoria secuela. Pero a pesar de todo ello Juan es feliz, pues está vivo y sigue poniendo color a sus obras, que ya no pueden ser creadas con la misma rapidez de antaño. En los momentos más difíciles, Juan Alcón no se rindió y ahora disfruta de la tranquilidad en su casa de Mallorca y pintando en el garaje, rodeado de marcos, botes de pintura, pinceles, espátulas y numerosos cuadros terminados, llenos de vida.