TW
0

El Sector Naval de Balears dispone de dos buques de la Armada con base permanente en Maó. Se trata de unidades gemelas que periódicamente realizan operaciones de patrulla y vigilancia pesquera a lo largo del mar balear. Invitados por el jefe del sector y comandante de Marina, Tomas Mendizábal, y el mando naval de Cartagena, Ultima Hora accedió a bordo del Deva, al mando del teniente de navío Joaquín Revuelta Seijo, con quienes compartimos unas horas de navegación por aguas de la bahía de Palma. Recibida la autorización de Comandancia para zarpar y la comunicación por parte de los prácticos de la inexistencia de tráfico en el puerto, nuestro patrullero hizo sonar la sirena tres veces para avisar de que iniciaba la salida en avante por popa.

Tras realizar un viraje en el interior de la dársena de Portopí de 180 grados, enfiló la proa hacia la bocana tras rendir honores al buque hidrográfico Pollux, que se encontraba atracado ante el faro o torre de senyals. Desde este momento, el capitán vigila atento las coordenadas y nada más doblar la baliza del Dique del Oeste establece la primera guardia de mar, tomando rumbo suroeste. En el puente nos encontramos en compañía del serviola, que es además radiotelegrafista, el segundo de a bordo y el jefe de máquinas. En un buque militar de pequeñas dimensiones la especialización a bordo no pesa tanto como en una unidad mayor y todos a bordo comparten diversas actividades. La dotación del Deva suma 27 tripulantes, entre 4 oficiales, 4 suboficiales y 19 marinos profesionales (los últimos de reemplazo finalizaron el servicio en agosto del pasado año).

«Cada mes realizamos desde Maó maniobras que suman 110 días de mar al año con visitas periódicas a los puertos de Palma, Sóller, Alcúdia y Eivissa», indica el capitán Revuelta, que lleva dos meses en el sector y procede de El Ferrol, donde fue jefe de máquinas de la fragata Asturias. Una ocupación muy distinta que exigía mayor actividad pero, que a la vez, supone el pasarse días enteros sin ver la luz del día. Durante los días de navegación a bordo del Deva se realizan dos guardias de tres horas durante el día y seis horas por la noche, con turnos de comida a las 13.00 y a las 14.00 y de cena a las 19.00 y a las 20.00 horas. El arma de Marina exige de una particular vocación, ya que el alejamiento del ámbito familiar es habitual, las estrecheces y el movimiento continuo representan el contexto cotidiano y el tiempo libre no existe fuera del buque.

«Nuestra misión consiste en la vigilancia pesquera, el control del tráfico marítimo y la prevención de la contaminación marina», asegura el capitán, quien recuerda que entre las acciones realizadas por los dos patrulleros del sector balear y en fechas recientes destaca el apresamiento de cerqueros franceses con artes de deriva prohibidas, y de un pesquero matriculado en Sicilia. Los pescadores nacionales no han registrado infracciones, «además se controlan unos a otros», afirma el capitán. La patrulla en el mar balear es más tranquila que en otras zonas con abundante inmigración ilegal o en los límites de aguas territoriales, como ocurre en el Estrecho o Canarias.

Para hacer cumplir la legislación y a modo disuasorio, el Deva dispone a proa de una pieza de artillería de 76 milímetros y de una ametralladora a popa de 20 que, por fortuna, no ha tenido que usar. Su velocidad operativa oscila en torno a los 10 nudos, aunque puede alcanzar los 15. Tras cambiar el rumbo frente al faro de Cala Figuera, el capitán Revuelta ordena virar en redondo y el Deva se dispone al filo del mediodía a regresar a Portopí, costeando todo el litoral de Ponent de la bahía de Palma. Ha sido una jornada tranquila de un día primaveral con la mar en calma. Una circunstancia favorable frente a las frecuentes guardias con temporal, habituales con la Tramontana en Menorca y que, con vientos de fuerza 8 y mar gruesa, ha llegado a ocasionar al Deva escoras espectaculares de hasta 52 grados. Todo un reto para el más profesional de los marinos.