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La procesionaria se pasea a sus anchas por bosques, parques y zonas arboladas de Mallorca sin que los responsables de medio ambiente y mantenimiento lo impidan. El bosque de Bellver no es una excepción y este año parece que se baten todas las marcas precedentes.

Hace ahora una semana y en presencia de numerosos y asombrados visitantes, la temida oruga urticante aparecía triunfante y numerosa ante la mismísima puerta del Castell, por donde transitaban niños y turistas, en una impresionante procesión, cruzando la calzada sin inmutarse. Como si de un impune invasor se tratara, nadie osaba acercarse a su sepenteante y amenazador paso. Mientras, multitud de árboles aparecen ya repletos de bolsas a punto de abrirse y estallar sobre la cabeza del paseante.

La suave climatología y las escasas lluvias de los últimos inviernos han acentuado la presencia de esta plaga de importación que, en municipios como el de Palma y Calvià alcanza dimensiones épicas. Algunos pinos llegan a acumular hasta seis bolsas casi al alcance de la mano.