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El secularmente problemático tema de las carreteras mallorquinas ha experimentado esta semana un impulso que quizá fructifique en mejoras futuras que beneficien a todos los ciudadanos. El Foro Profesional de Carreteras, organizado por el Consell, tuvo el acierto de congregar a todos los sectores implicados "un ejemplo a seguir" en un asunto que, a la postre, afecta a todo el mundo, para debatir propuestas, ideas y sugerencias que puedan contribuir a resolver algunos de los problemas más acuciantes. A nadie se le escapa que el volumen de vehículos que soportan nuestras carreteras es muy superior al de hace sólo unos años y, por ello, son más que urgentes ciertas obras de ampliación, además de la creación de nuevas vías en las zonas peor comunicadas de la Isla.

Las ideas del Consell "el segundo cinturón de Palma, el soterramiento de parte del Passeig Marítim y dos ejes norte-sur que recorrerían la Isla, entre otras" coinciden con las necesidades básicas que cualquier ciudadano condenado a sufrir la saturación, lentitud y mal trazado de algunas de nuestras carreteras podría plantear.

Aunque en esta cuestión, como ocurre casi siempre a la hora de concretar propuestas y proyectos, al final lo que falla es la financiación. Cincuenta mil millones de pesetas "300 millones de euros" costaría poner en marcha los proyectos más urgentes, dinero que, obviamente, no tenemos en Mallorca. Así que la presidenta del Consell Insular, Maria Antònia Munar, ha decidido pedirlos a Madrid. Quizá ahora que existen buenas relaciones entre estas dos instituciones "al contrario de lo que ocurre con el Govern" sea el momento idóneo para plantear la financiación de una serie de reformas que darían respuesta a la densidad de tráfico que soportan algunas vías de la Isla.