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Cil Buele me había puesto en antecedentes sobre dónde nació su padre, Andrés Buele Siesá, conocido por el negre de Can Matons, fallecido hace unos tres años. «Él siempre contó que había nacido en un pobladito cerano a Malabo llamado San Paka "en tiempo de la colonización española, Zaragoza, y anteriormente Sam Parker, que era cómo se llamaba el criollo propietario del lugar, del que derivó San Paka". En 1927 se viene a España de la mano del empresario Bernat Bordoy, comerciante de telas para más señas, estableciéndose en Barcelona, en la calle Diputación, que es donde tiene su negocio».

«Como mi padre, acostumbrado al clima tropical, a nada que llega el invierno siente mucho frío, por lo que Bordoy se lo cede a su primo, Rafael Feliu, quien se lo trae a Palma, donde también lo pasa mal a causa del frío y de la humedad invernal. Así que decide volver a Guinea, no sin antes aceptar de parte de Rafael un billete de barco por si le apetecía regresar, cosa que hizo a poco de haber vuelto a su país y comparar las carencias de éste con el cierto buen nivel de vida que por entonces había en Palma. Aquí se casa y tiene descendencia. Como mi padre nunca más volvió a San Paka, ni por supuesto a Guinea Ecuatorial, y como desde entonces a hoy han trascurrido muchos años, seguramente allí no quedará ningún familiar suyo, y si lo hay, lo más probable es que ni se acuerden de él, pues a lo mejor abandonó el poblado antes de que los supervivientes hubieran nacido, o bien siendo estos muy pequeños».

«Porque, como contó él muchas veces, los hijos eran entregados por los padres a instituciones o a otras familias que los pudieran sacar adelante, cosa que ellos no podían hacer. Y a él sus padres lo dejaron al cuidado de los Claretianos, que es donde lo fue a buscar Bernat Bordoy, orden que ni sé si sigue allí». Cil me sugiere que hable con un guineano residente en Palma, Paulino Bitaka, quien a su vez me recomienda que cuando llegue a Malabo contacte con un amigo suyo, «Robustiano Bisoko, que encontrarás en la Telefónica. Él te guiará».

Y, efectivamente, Robustiano, que nos espera porque Paulino le ha avisado de que vamos a verle, le explica a Paco, mi chófer y guía, qué hacer una vez que lleguemos a San Paka. «En la primera casa del pueblo preguntáis por Mamá Remedios, y si ésta no os resuelve el problema, buscáis a Mamá Constancia, que vive en una casa pasada la iglesia».

Mamá Remedios "a la gente mayor, a la que se venera en Guinea, se la llama Mamá o Papá; a Andrés Buele se le llamará así siempre que se le mencione Papá Andrés" está con su hijo, Remigio, frente a la puerta de su humilde casa de madera, que, efectivamente, es la primera que encontramos según entramos en San Paka, elaborando aceite de palmera en una enorme tinaja de barro depositada sobre un gran fogón de hierro bajo el cual arden media docena de troncos. Tendrá, a ojo de buen cubero, más de ochenta años.