El aljibe del Baluard de Sant Pere abastecía a la parte baja de
Ciutat, desde su puesta en marcha en el siglo XVII. Según la
arquitecta Joana Roca «esta construcción se empezó a utilizar en la
época de la reforma de Fratín, y se empleaba para almacenar agua
para los barcos. Un conexión de agua iba a parar a un aguadero de
barcas, donde se daba suministro a los barcos. Pero también había
otra canal que daba suministro de agua a los vecinos de la parte
baja de la ciudad. Esta canal iba por la calle de Sant Pere y
seguramente iba a parar a los pozos o cisternas de las casas de la
zona.
Aunque se trata de una hipótesis, seguramente se abastecía a la
parte de 'Canavall'». Según se informa en la revista «Conèixer
Palma», en 1667, en toda la ciudad había 25.988 habitantes, por lo
que una parte muy importante de esta población se debía proveer de
este agua. Las obras del Museu d'Art Modern i Contemporani han
permitido la limpieza del aljibe, que fue hallado en el subsuelo
del recinto gracias a las catas arqueológicas preceptivas. Contaba
con una capacidad de almacenamiento de más de tres millones de
litros. La construcción, cubierta por una bóveda de cañón, tiene
unas medidas de 35 x 10 x 9. El equipo de arquitectos que ha
diseñado el MAMC la ha integrado en el proyecto y se utilizará como
sala multifuncional que podrá albergar exposiciones temporales.
Por otra parte, la arqueóloga municipal del Ajuntament de Palma,
Magdalena Riera, señaló ayer que «también se sabe que, hasta el
siglo XIX, los vecinos de la zona iban a buscar con jarras agua de
una cisterna que conectaba con el depósito de agua. Esta práctica
incluso fue sancionada por los militares que ocupaban la zona, pero
incluso el obispo intercedió a favor de ellos, para que pudiesen
acceder al suministro». El agua del aljibe procedía de la Font de
la Vila, mediante una canalización de la que aún se conservan
restos a vista, cerca del Baluard.
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