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La salida del paso de La Dolorosa para presidir la procesión del Martes Santo, congregó numeroso público en la explanada de la iglesia de Sant Nicolau y aledaños. Antes de iniciarse el desfile, los miembros de la Real Cofradía Virgen Dolorosa que la acompañan, participaron en una misa en la parroquia de Sant Nicolau. Al finalizar, el rector Felip Guasp procedió a la bendición de las vestas destinadas a diez cofrades nuevos y tres varas de nueva factura. En esta ceremonia, el presidente de La Dolorosa, Gaspar Rullán, hizo entrega de una placa al presidente de Cruz de Calatrava, José Antonio Serra, con motivo del centenario de dicha cofradía.

La salida de esta bella imagen que esculpiera Guillermo Galmés en 1865 y hoy propiedad de la familia Ferrer Alcover, estuvo acompañada por los sones de la Banda Municipal de Palma. Una vez situada frente al portal mayor fue saludada por el canto de una saeta de un ciudadano, que recibió aplausos del público presente. Este desfile observó un cambio en su itinerario. Los Tamborers de la Sala esta vez abrieron paso hacia la calle Verí, Plaça del Rosari, Costa de Sant Domingo y Cort, donde esperaban los pasos Jesús del Buen Perdón y Entrada de Jesús en Jerusalén, que debido a sus dimensiones no podían pasar por Verí. En este punto se unieron a sus respectivas cofradías Jesús del Buen Perdón y Venerable de Santiago.

La representación de las mismas fue notable, aunque hubo alguna ausencia. La centenaria cofradía Cruz de Calatrava aportó el paso Ecce Homo, y como tiene por costumbre la junta rectora el Martes Santo, la imagen de Jesús fue adornada con profusión de claveles rojos. Las bandas de cornetas y tambores y agrupaciones musicales se hicieron notar, así pues, no faltó música en el recorrido. El paso de Virgen Dolorosa y sus cofrades causó de nuevo admiración de la gente por la sencillez y elegancia de su ornamentación floral, que, como es tradicional, fue de flores todas ellas de color blanco.