Todos sabemos que no es lo mismo gobernar que estar en la oposición y de eso saben mucho los dos grandes partidos de nuestro país y de nuestra Comunitat. Ahora hemos tenido varias ocasiones de comprobarlo. La expresión «lealtad institucional», tan de moda, corre de labios de uno a labios del contrario y casi nunca, claro, encuentra demasiado eco. En el reciente rifirrafe registrado en Can Picafort, con el asunto de la extracción y deposición de arenas para regenerar la playa, el ministro de Medio Ambiente, Jaume Matas, sacó a relucir el documento que avala jurídicamente su actuación poco después de que el Govern anunciara que recurriría a medidas judiciales para paralizar los trabajos. Matas sabía que tenía el respaldo de la Abogacía del Estado pero sólo lo expuso cuando el Govern había movido ficha. En unas circunstancias de normalidad institucional, el Ministerio de Medio Ambiente debería haber advertido al Govern de sus planes sin quedarse en la manga ningún as.
Editorial
Lealtad institucional
29/04/02 0:00
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