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M. JUNCOSA / RUIZ COLLADO Los empresarios hoteleros de las Islas que han optado por cobrar la ecotasa a sus clientes a cambio de un bono por su importe, a canjear en servicios extra en sus respectivos establecimientos de alojamiento, instan a sus turistas a firmar una carta en la que no sólo se les pide la cesión de sus derechos de reclamación respecto del tributo, en caso de que el Tribunal Constitucional lo declare ilegal, sino que, con su firma, el turista insta al hotelero a que impugne el impuesto turístico, a que solicite su anulación y a que recurra las liquidaciones ante el Govern.

«Acepto este importe (el bono) considerándome totalmente reintegrado del importe del impuesto y cedo a la empresa turística cuantos derechos puedan corresponderme en relación con el citado impuesto, incluyendo el derecho a impugnar, el derecho a obtener la devolución del impuesto por cualquier causa y el derecho de ser indemnizado o compensado por haber soportado la carga tributaria», establece el documento. «Sin prejuicio de lo anterior, solicito de la entidad (el hotelero) la impugnación del tributo y de las actuaciones de gestión del mismo, otorgando a la empresa turística mi representación y autorizándola a que solicite la anulación del impuesto, de su liquidación, el aplazamiento del pago y cuantas actuaciones considere oportunas en relación a dicha impugnación», concluye.

Los empresarios hoteleros que se han decidido por la compensación a sus turistas mediante un bono en servicios extra, empezaron ayer a distribuir el documento de cesión de derechos de reclamación entre sus clientes, a su llegada a las recepciones de cada establecimiento hotelero, donde les informaron sobre la aplicación de la ecotasa. En la mayoría de los casos, tras rellenar las fichas con los datos personales de cada cliente, como establece la legislación española, se les distribuyó los respectivos bonos y los turistas firmaron el documento. No todos quisieron firmar y algunos solicitaron un recibo por el importe del impuesto turístico.

En cualquier caso, durante la primera jornada de vigencia de la ecotasa, no se registró ningún tipo de problema significativo en los establecimientos hoteleros de las Islas. En los pocos casos en los que los turistas se negaron a pagar, y esta será la pauta del verano, los empresarios asumirán su coste de sus propio bolsillo.