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El noventa por ciento de los niños de tres años de Mallorca han conseguido plaza en el colegio elegido en primera opción por sus padres. Unos datos alentadores que, sin embargo, no son tan positivos cuando hablamos de Palma, que es, verdaderamente, la que aglutina la mayor parte de los problemas a la hora de «colocar» a los niños que acceden por primera vez al colegio.

En Ciutat se ofrecen 3.310 plazas para este primer curso de Infantil y solicitan un puesto 3.195 niños. O sea que, en teoría, el balance siempre debería ser positivo, al haber más plazas que niños. Sin embargo, y a pesar de que hay muchísimos centros escolares repartidos por todas las barriadas palmesanas, uno de cada cinco niños se queda fuera del colegio elegido. ¿Por qué? Los padres que se enfrentan a la ardua tarea de buscarle un buen centro educativo a su pequeño de tres años saben el motivo: no todos los colegios son iguales. Y la estadística lo certifica. Sobran más de un centenar de plazas en centros públicos, mientras los concertados se convierten en los más solicitados, al ofrecer la educación de un centro privado con el coste económico de uno público.

El director general de Planificación de la Conselleria d'Educació asegura que «al final todos los niños tendrán una plaza escolar, aunque no sea en el colegio deseado». Esto, que a él debe parecerle un éxito rotundo, constituye un auténtico «palo» para muchas familias, que ven a sus hijos rechazados o llevados y traídos de aquí para allá como un bulto, cuando de lo que se trata es de su futuro, de su educación y de la transmisión de unos valores que ellos consideran importantísimos. Por eso no es lo mismo mandar a los chicos a un colegio que a otro. Y por eso es imposible que todos queden conformes. Si sobran plazas, año tras año, en los colegios públicos, las autoridades educativas deberían preguntarse por qué.