A pesar de que la incidencia de la huelga fue más bien escasa en
las distintas administraciones, la sensación de parálisis laboral
fue mayor que en otros sectores, como puede ser el comercio. La
razón se encuentra en que los ciudadanos evitaron ayer acercarse a
las oficinas para realizar las gestiones más cotidianas. De esta
forma, una visita a las oficinas del Ajuntament o a las del Consell
podía ofrecer una imagen engañosa.
En el Ajuntament de Palma, el concejal del PP Joan Bauzà y el de
UM, Ferran Trujillo, coincidieron en el desayuno en un bar cercano
de la Plaza de Cort. Los dirigentes populares y el representante de
UM acudieron con normalidad a sus respectivos despachos. No pasó lo
mismo con los demás partidos de la oposicion. Las oficinas del PSM,
de EU-EV y del PSOE estaban cerradas. En las oficinas de Can Bauzà
apenas se vio a ciudadanos para realizar gestiones. Dos policías
vigilaban la entrada para evitar cualquier tipo de incidentes.
También en el Consell permanecieron cerradas las oficinas de
EU-EV y del PSOE. En las oficinas de la institución insular apenas
se notaba actividad, pero no debido a la ausencia de los
funcionarios, sino a la de ciudadanos. El vicepresident del
Consell, Miquel Nadal, acudió como siempre a su despacho. Maria
Antònia Munar se encuentra de viaje y es él quien ocupa
temporalmente la Presidència.
En el Parlament la actividad cayó en picado ante la ausencia de
la mayor parte de los diputados. Tan sólo trabajó con normalidad el
PP, aunque en el despacho socialista se encontraba Andreu Crespí
«de huelga activa», como él mismo dijo. Cecili Buele seguía el
desarrollo de la huelga en el despacho del PSM desde su ordenador
portátil. El bar del edificio central del Parlament permaneció
abierto y la huelga apenas era perceptible en un cartel colgado en
el ascensor «Cerrado por huelga general».
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