La antigua Medina Menurka mudó por completo su rostro tranquilo y sereno de otras épocas del año para sumirse en el bullicio festivo de la mano del primer caragol de las fiestas de Sant Joan, que para los orgullosos ciutadallencs es la festa més festa de totes les que es fan i desfan al món.
El magnífico escenario de la Plaça des Born, corazón urbano de la ciudad, acogió a las seis de la tarde el primer Caragol festivo, seguramente también el más esperado, en medio de la locura colectiva.
El resonar continuo y rítmico de la música del jaleo (en realidad la jota El Postillón de la Rioja) alentó e hizo saltar una y otra vez las monturas, después de que el Caixer Senyor y presidente de las fiestas, Gabriel de Olivar, culminara una espectacular entrada en la plaza, a galope, seguido de el Caixer Capellà, Antoni Fullana.
Los miles de personas que llenaban cada espacio de la antigua plaza de armas estallaron en un éxtasis conjunto, entre crines de caballos, sudor, polvo y deseo ardiente de fiesta.
Este acto nace cuando, antiguamente, la Qualcada formada por los cofrades de Sant Joan Baptista pasaba frente al palacio del Gobernador para solicitar permiso para salir del recinto amurallado de la ciudad y dirigirse hacia la ermita de Sant Joan d'Artrutx.
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