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Alboroto, gritos, sorpresas y mucha diversión. Así pasaron la mañana de ayer los catorce niños de la escuela de verano Can Pastilla que fueron de excursión al aeropuerto de Son Sant Joan.

Los escolares, de entre tres y siete años, recorrieron el lugar durante dos horas de la mano de Luisa Gómez, empleada del departamento de Relaciones Externas. Conseguir formar filas y que los pequeños curiosos caminasen en orden resultó una tarea un poco ardua. Sólo cuando se les prometió una bolsa de regalos a cambio de buen comportamiento, comenzaron a prestar atención.

La primera parada tuvo lugar en la planta de llegadas. Varios niños ya habían viajado en avión y conocían la zona, tanto que incluso alguno sorprendía con explicaciones de cómo aterrizaba una aeronave. E incluso con sólo seis años, Martín demostró que sabía lo que era una torre de control.

Ya en el piso de salidas, se explicó el proceso de facturación del equipaje.
Después de almorzar en las tumbonas del solarium, visitaron el control de policía y vieron el funcionamiento del escaner. Finalmente, simularon volver de Eurodisney y acudieron a recoger las maletas.

La visita fue corta y como estaban cansados no vieron la sala de maquetación. «Hay que ajustar la visita a cada edad y a niños tan pequeños no se les puede dar mucha información porque se aburren» explicó Luisa. Todos se lo pasaron muy bien, salvo la pequeña Rebeca que aseguró, aunque en un momento de rabieta, no haberle gustado nada. Lo único que echaron de menos fue ver un avión por dentro o en su defecto, el parque de bomberos como suele hacerse durante el invierno. Especialmente Cristian quería ver los aviones y volar por encima de las nubes.