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Jorge Lorenzo disfruta ya del descanso del guerrero. El piloto mallorquín, que con tan sólo 15 años se ha convertido esta temporada en el piloto más joven en debutar en una prueba del Mundial de motociclismo, disfruta en Palma de dos semanas de vacaciones. «Tras haber pasado un invierno malo en Barcelona, (vive y entrena allí durante la temporada), estos días de relax vienen muy bien para aprovecharlos con mi madre y mi hermana», explica el benjamín del Mundial.

Pese a reconocer que estos días los va a invertir en desconectar de todo lo que rodea al mundo de las dos ruedas, ayer no pudo evitar volver a sus cercanos inicios. Jorge Lorenzo aprovechó la jornada para acercarse al karting del Aquacity en S'Arenal, donde la joven promesa dio sus primeros pasos. «Tan sólo tenía tres años cuando comencé. De todas formas tengo muy claro que si no me hubiera agradado no me hubiera metido en este mundo», dice el piloto.

Mientras saborea en familia las mieles de la popularidad, Jorge Lorenzo, haciendo gala de una madurez impropia de su edad, prefiere quitar importancia a su repentina fama: «Está bien salir en los periódicos porque la gente te conoce y te reconoce cuando caminas por la calle, pero ya sabemos cómo es esto, si no consigues resultados en medio año, dejas de salir en la prensa».

Pese a encontrarse en plenas vacaciones y cargando las pilas para un duro final de año, Jorge Lorenzo no aparta de su mente la próxima cita del calendario: el Gran Premio de la República Checa. «Se que todavía soy muy joven, pero no he hecho ninguna maravilla. El objetivo que me planteo antes de que finalice la presente temporada es, como mínimo, bajar un segundo mis marcas para poder estar entre los primeros», señala.