Los santamariers importaron ayer con gran éxito la tradición de
pueblos vecinos de cenar al fresquito por las fiestas. Más de
sesenta familias sacaron ayer la cena a la calle en lo que se
convirtió en una auténtica feria gastronómica.
La iniciativa, según cuenta la alcaldesa, Rosa Vich, surge de
los propios vecinos que tras el plan de embellecimiento de varias
calles de la localidad, propusieron que el nuevo marco sería idóneo
para poner la mesa en la calle.
Así las cosas, cuarenta calles se apuntaron al sopar a la fresca
que centró ayer toda la vida social de Santa Maria. Algunos vecinos
tenían más de una treintena de invitados en su correspondiente mesa
en la calle.
Hubo de todo, desde platos tradicionales hasta los más
innovadores.
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