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El verano del perejil Lo de perejil no es por Perejil, el islote que irrumpió con el verano 2002, sino por lo malo, aburrido y sin apenas personajes -y los que llegan, encima, con pocas ganas de que les hagas fotos y les preguntes-, que está resultando. Y encima, verano con mal tiempo. Porque desde hace cuatro días es que más que verano esto parece pleno otoño. Pues bien, al perejil - que en el argot del paparazzi significa nada" añádanle lluvia, fresco y viento y... Pues apaga y vámonos. O camina y revienta. O si no, regresemos a puerto y comámosnos la paella a bordo, pero amarrados al muelle. Lo digo porque ayer el Fortuna se hizo a la mar desafiando nubes gordotas y plomizas, que recorrían el cielo como una manada de elefantes. A los mandos iba el príncipe don Felipe, recién llegado de su periplo por tierras sudamericanas. Pues bien, imagínense cómo estaría la atmósfera camino de Cabrera, que a mitad de camino tuvieron que regresar a puerto, lo cual, creo, sucede por primera vez en muchos años. Tras, al cuarto intento, lograr meter al Fortuna en el hueco que le han hecho en Porto Pi -digo yo que sería por el vieno, que no por la falta de puntería del piloto-, todos los de a bordo se quedaron a comer... a bordo. Que tampoco se come mal.

Esperemos que hoy no llueva
No me lo quiero ni imaginar, pero resulta que a la hora que estoy escribiendo estas líneas está lloviznando y a lo lejos retumba, y como eso siga hoy igual me imagino al doctor Beut hecho un manojo de nervios implorando a Santa Bárbara para que pase la tormenta de verano y luzca el sol, o si no, que al menos no llueva. Y es que hoy es el gran día para Cirujanos Plastikos Mundi, la ONG que lidera el citado doctor y que tan buenas cosas está haciendo en Kenia, Perú y Uganda, y que está previsto, para por la mañana un torneo de golf en el campo de Son Antem, con importantes premios para los primeros clasificados, y por la noche, en el hotel Marriott, cena de gala, con entrega de premios del torneo golfístico y balance sobre lo hecho por CPM y lo que queda por hacer, que no es poco, y modo de financiarlo, que en parte es gracias a lo que se recaude en la citada gala. Entonces, en caso de persistir la lluvia, ¿qué pasaría? Pues según nos cuenta el doctor Beut, se suspendería el torneo de golf, que se disputaría en otra fecha, pero se haría la cena, «porque lo importante es dar a conocer los proyectos que hemos hecho y los que pretendemos hacer».

Ver-gon-zo-so
Ahí los tienen. Si hasta no hace mucho llenaban cubos de alcohol que luego ingerían con largas cañas, lo cual generaba una pésima imagen de la Platja de Palma, ahora llenan de brebaje metílico esas pequeñas piscinas, y ¡hala!, ¡a chupar! Eso, seguramente no lo harían en su país, ni permitirían que otros lo hicieran. Sin embargo, ya les ven. Claro que a lo mejor lo hacen porque nadie se lo prohíbe, entre otras cosas porque no hay una ley -¡todavía!" que regule el consumo de alcohol en la calle.