En el sector hotelero las opiniones de directores y
recepcionistas de hoteles que trabajan de cara al público son muy
diversas. Algunos hoteles de la Isla son ellos mismos quienes
asumen la ecotasa de sus clientes, «lo importante es que el turista
esté bien, y si para eso el hotel tiene que ser el perjudicado, no
nos vamos a negar a pagárselo», comenta Marga, recepcionista del
Hotel Gala. Según ella, el turista viene a descansar y a pasárselo
bien y no tiene por qué comprender la política de Mallorca. Muchos
de los recepcionistas de hotel opinan negativamente de la ecotasa,
por el hecho de tener que explicarle al turista recién llegado en
qué consiste el nuevo impuesto que se les obliga a pagar. En muchos
casos, al escuchar la queja «¡A mí nadie me ha informado de esto!»,
los hoteles prefieren dejar que el turista no pague la ecotasa y
que la asuma el hotel, tal y como nos comenta Marga.
El resultado de estos cien días de la ecotasa ha provocado que
un porcentaje bastante elevado de turistas no se hospede en los
hoteles y prefiera hacerlo en embarcaciones de recreo, chalets
alquilados, apartamentos o casas de amigos o familiares. Ésta es la
opinión de Antonio Majol, dueño del Hotel Balear de Can Pastilla,
«nosotros vamos a pagársela a nuestros clientes, hasta el mes de
septiembre en el que se va a presentar un recurso». Uno de los
principales factores por los que Antonio considera que no se le
debe cobrar el impuesto al veraneante es porque considera que «los
hoteleros sufrimos competencia desleal».
Otra de las muchas críticas gira en torno a la forma del cobro
de la ecotasa. Pedro Comas, recepcionista del Hotel Covi, cree que
«es injusto porque no lo pagan todos los turistas». Y según él,
«todos están informados pero algunos prefieren hacerse los locos
ante este tema». En el caso del Hotel Cid es el propio cliente
quien paga el euro. «Todo el mundo sabe lo que es y lo pagan
conformes» asegura Catalina Bonet, recepcionista de dicho hotel.
Frente a todas las opiniones que difieren, tanto en el sector
hotelero como en los turistas sobre la conveniencia o no de cobrar
la ecotasa, el único punto en común es que, si se cobra, que sea
destinada la recaudación al medio ambiente.
Esta temporada se podría calificar de atípica en comparación con
otros años, pero no sólo por la entrada en vigor de la ecotasa,
sino sobre todo por el mal tiempo. Las tiendas de souvenirs, las
heladerías, librerías y demás negocios, que viven por y para el
turismo, coinciden en que este año es para olvidar. Las
consecuencias para los pocos turistas que visitan la Isla es el
enfado que les provoca encontrarse de cara con el mal tiempo. «No
hay gente joven y los que vienen se quejan», comenta Antonia
Llabrés, dueña de una tienda de souvenirs. Los dueños de estas
tiendas no creen que la temporada que viene sea mucho mejor, «este
año ha empezado mal desde Semana Santa, en que ya se venía venir la
crisis económica», es la opinión de Rosario que tiene un negocio de
rent a car. Y en opinión de Sara, dependienta de una heladería, «la
bajada del turismo nos ha afectado mucho, este año no hay
nadie».
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