Una aventurera alternativa a la playa

Son apasionados de los deportes y no quieren perder el tiempo buscando lugares donde practicarlos. No van solos: otra decena de compañeros están en el mismo grupo, al frente del cual está Mónica, una guía canadiense que les propone realizar nuevas actividades, les organiza los deportes elegidos y los lleva al hotel, al aeropuerto, a la montaña, a donde tengan que ir.

David es uno de ellos y vino a Mallorca para aprender windsurf. Se puso en contacto por Internet con Tall Stories, una pequeña compañía que organiza viajes de aventura. Sus motivos para realizar este turismo alternativo a la tumbona playera son «la diversión, aprender un deporte nuevo y tener la sensación de aprovechar el tiempo de mis vacaciones». Confiesa que «el sol es importante pero no más que hablar con la gente, probar nuevos sabores, conocer otra cultura y un país diferente». Y ciertamente que lo hacen: en lugar de estar alojados en un hotel masificados, se hospedan en un pequeño hostal de pueblo donde ofrecen comida casera.

McMillan, un abogado inglés, es ya un turista alternativo repetidor. Ha venido solo porque le da más libertad para practicar sus deportes favoritos, como el kitesurf o el catamarán. Confiesa que es muy saludable salir de vez en cuando de la cultura británica, y que si no había venido antes a las Islas es «por todo lo que había oído de Mallorca, de Magaluf». En definitiva, para muchos Mallorca es algo más que playa y sol.