Un año más, los devotos de Sant Bernat se congregaron ayer en el Monestir de la Real para rendir homenaje al «monje blanco» en su festividad. Pese a las altas temperaturas, que no hicieron justicia al dicho «Santa Margalida l'encén, Sant Bernat l'apaga», la participación popular comenzó desde primera hora de la mañana. Tras los primeros oficios del día, tuvo lugar la «sonada de xeremiers» y a las 11.00, la tradicional misa a Sant Bernat. Después, como viene siendo ya una costumbre, se realizaron las corregudes de joies en el camino de la Real.
Ya por la tarde, el monasterio se llenó de personas de todas las partes de la Isla, que no quisieron faltar a la cita y bendecir la alfabeguera, con la que son agasajados los fieles. Esta variedad de la albahaca es tan preciada, que hace años los romeros cortaban las ramas que estaban en la capilla junto al santo y dejaban las macetas vacías. Para evitar esta situación e intentar que se respetaran las plantas, se llegó a un acuerdo por el cual se daría a todos los visitantes una ramita de alfabeguera con la condición de que no arrancaran más de la cuenta. Así, fueron muchos los fieles que se acercaron a por su rama y de paso algunos aprovecharon para comprar en el mercadillo instalado para la ocasión.
Tras la misa, el fin de fiesta corrió a cargo de los Castellers de Mallorca, y para no desperdiciar ni un momento de esta fiesta popular, contiuó la velada de la romería con Els Xeremiers y el espectáculo de boleros a cargo del grupo Al-Mayurqa. Y como colofón a esta celebración, que empezó el lunes con la romería, todos los asistentes pudieron disfrutar de la gran traca final.
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