Los pequeños se fueron habituando al que será durante los próximos meses su segundo hogar.
El de ayer fue para algunos pequeños su primer día de cole, o mejor dicho, de escoleta. Los primeros llantos y lágrimas se vieron reflejados en los rostros de los niños. Sobre las 7.30 de la mañana fueron llegando los primeros y a lo largo de la semana se irán incorporando todos los chavales a sus aulas, ya que no todos acuden a la escoleta el primer día. La mayoría de estos pequeños no querían desprenderse de los brazos de sus padres. Rosa Adrover, coordinadora de la Escoleta Ciudad Antigua de Palma, confiesa que: «Siempre hay lloros, sobre todo, de aquellos que ya han venido otros años y ya saben adónde van». Los primeros minutos son muy duros tanto para los niños como para algunos padres. Sobre todo las madres se encuentran tristes y con los ojos lagrimosos cuando dejan a sus hijos llorando.
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