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ANA PÉREZ Unas 85.000 personas de los cinco continentes están este año de enhorabuena por partida doble. Son los miembros del Opus Dei, que no sólo celebran el centenario del nacimiento del fundador de la prelatura, el beato Josemaría Escrivá de Balaguer, sino también su canonización, el próximo 6 de octubre, en la plaza de San Pedro del Vaticano. La ocasión lo merecía, y los miembros de la Obra han querido aprovecharla para dar a conocer la figura y la labor de monseñor con una exposición en el Claustre de Sant Antoniet organizada por el Centre Universitari Ariany y visitada por 5.000 personas.

La muestra ofrece, en 22 paneles y siete puntos de información audiovisual, un recorrido por la vida, el mensaje y la herencia dejada por este sacerdote nacido en Barbastro, «un hombre profundamente enamorado de Dios», en palabras de Juan Pablo II, que fundó el Opus Dei en 1928 con la intención de recordar a los cristianos que la santidad se encuentra al alcance de todos y que el camino hacia ella está en las pequeñas cosas de la vida diaria, como explican Francisco Bouthelier, del Centre Universitari Ariany, y José María Polo, presidente del Club Alfabia, dos miembros de los más de cuatrocientos con que cuenta el Opus Dei en Balears desde su implantación en las Islas, en 1952.

La estela dejada por Escrivá de Balaguer se extiende en la actualidad por 60 países de todo el mundo, y la labor de sus miembros y cooperadores alcanza tanto a familias humildes de Kenia, Brasil o Guatemala como a jóvenes de origen hispano o afroamericano pertenecientes a las zonas más deprimidas de Chicago. Pero la próxima canonización del hasta ahora beato servirá también para impulsar un nuevo proyecto: Harambee 2002. Con los cinco euros de donativo que los organizadores pretenden recabar de todas aquellas personas que acudan el 6 de octubre a Roma o que, simplemente, deseen participar con su ayuda, se creará un fondo destinado íntegramente a financiar programas educativos en Àfrica.