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Cerca de sesenta investigadores europeos, expertos universitarios y centros de investigación de diez países participan, desde ayer y hasta mañana, en el IV Encuentro de la Red Europea de Centros de Investigación, celebrado en Palma y que este año está dedicado a los «Fundamentos Teóricos de las Fuentes para la Astronomía de Ondas Gravitacionales del Siglo XXI: Sinergia entre las simulaciones de los superordenadores y las técnicas de aproximación».

El encuentro ha sido organizado por el Departamento de Astronomía y Astrofísica de la Universidad de Valencia y por el Grupo de Relatividad y Gravitación del Departamento de Física de la Universitat de les Illes Balears. Los países integrados en la red «trabajamos sobre todo en temas relacionados con las ondas de gravitación, un ámbito en el que se precisan supraordenadores para realizar cálculos fiables, de ahí parte del epígrafe del encuentro», informó el doctor Carles Bona, del Departamento de Física de la UIB.

Uno de los aspectos más interesantes de cuantos se discutieron en la primera jornada fue el de los agujeros negros, una de las especialidades del Grupo de Relatividad y Gravitación de la UIB, sobre la que tiene mucho que decir. Los agujeros negros, explicó Bona, se consideran «una de las fuentes posibles de esta ondas de gravitación, por cuanto son escenarios lo suficientemente violentos, como lo es cuando dos estrellas chocan una contra la otra, como para producir efectos lo suficientemente fuertes para ser detectados por nosotros».

Bona definió un agujero negro como «una concentración de energía tan extraordinaria que ejerce una fuerza gravitacional lo suficientemente fuerte como para que ni siquiera la luz pueda escapar de ella y queda allí atrapada, de ahí que se llamen agujeros negros. Por eso, cuando un objeto se acerca a esta zona, rápidamente es capturado por esta fuerza y cae dentro del agujero; en ese proceso a veces se rompe y emite grandes cantidades de energía que puede ser captada y estudiada».