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La nueva casa de Claudia Schiffer está ya en su recta final. Esa especie de complejo compuesto por tres viviendas que le construye Baltic estará listo para 2003. Así que Claudia y su marido "y pronto con el crío que nazca" podrán disfrutar en compañía de sus padres y hermanos, además de suegros y cuñados (y pronto abuelos y tíos), de las nuevas viviendas que, a decir verdad, están quedando muy bonitas, al menos externamente, destacando en ellas sus fachadas revestidas de piedra, muy en consonancia con el entorno, casas que dejaron prendadas a la ex top model cuando las visitó un día antes de partir, hará de ello tres semanas, o puede que más.

De la de Claudia, además de su fachada, nos quedamos con la entrada. Majestuosa. Y también con el impresionante hall, con techo de viguería de madera vista. Colocados ya los marcos en puertas y ventanas, ahora se está trabajando en los interiores, cuya distribución ha comenzado a hacerse ya. Es evidente que Claudia sigue empeñada en preservar su intimidad a toda costa. En su actual casa lo ha logrado, primero, aislándola a través de un camino privado que evita visitas inoportunas "aunque algunos se han colado; incluso han entrado en el interior" y, segundo, plantando una frondosa hilera de cipreses alrededor de la piscina, lo que la hacen inaccesible desde cualquier punto del exterior, excepto de uno, que sólo unos pocos conocemos, en esta ha ido más lejos, pues frente a las casas construye tres bancales de piedra de cierta altura que evitarán cualquier mirada que llegue desde afuera.

Por otra parte, Claudia, que ya cuenta con todos los permisos, comenzará muy pronto a reparar la torre de Cap Andritxol, cuya parte más alta se divisa desde su casa. Por cierto, aún pueden leerse en los troncos de los pinos que forman el bosque en que está enclavada dicha torre, Claudia, fuera.