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M.J./ P.C.
El ya ex ministro de Exteriores israelí Simon Peres, asiduo al Foro Formentor, no quiso despedirse de Mallorca sin antes nagevar por la bahía de Pollença en un lujoso yate que le proporcionó la dirección del hotel Formentor. Terminada la sesión especial sobre «desarrollo del proceso de paz en Oriente Próximo» y después de comparecer ante los medios de comunicación, el dimisionario ministro israelí cumplió con su deseo y navegó por aguas pollencinas, eso sí, generando un espectacular operativo de seguridad en el embarcadero anexo a la playa, fuera del recinto del hotel, y dejando atónitos a los numerosos turistas que descansaban en la arena.

Tres jeeps de la Guardia Civil custodiaban el embarcadero del que debía zarpar el ex dirigente israelí, antes de que ni él ni el barco hicieran acto de presencia. Los agentes de seguridad privada contratados por Repsol YPF controlaban los accesos terrestres al hotel y responsables israelíes supervisaban el operativo.

Por mar, a la patrullera que controlaba la bahía de Pollença se le unió una zódiac de la benemérita de la que bajaron dos buzos a revisar el fondo marino del que debía de zarpar el «Sterling», con el laborista judío a bordo. Una vez llegado el yate al embarcadero, este fue revisado de arriba a abajo por un perro policía especialista en la detección de explosivos.

Cuando la supervisora israelí dió el visto bueno y avisó por radio, una comitiva de tres Mercedes apareció en el embarcadero y, rápidamente, sus pasajeros, con Peres a la cabeza, atravesaron la pasarela que les condujo al interior de la embarcación.

Los chóferes de los coches oficiales abrieron sus respectivos maleteros y de ellos extrajeron tres bandejas de comida y una de cubitos de hielo. Según informó un agente de la benemérita «parece que sólo se llevan sandwiches y fruta».