Por cuarto año consecutivo, líderes políticos de Europa y de los
países mediterráneos se han dado cita en Mallorca en el Foro
Formentor. En esta ocasión, la actual crisis del Gobierno israelí
que preside Ariel Sharon y el nuevo panorama mundial tras el 11-S
han marcado el desarrollo de las dos jornadas.
Ciertamente, a nadie le pasa desapercibido que una
radicalización del Ejecutivo hebreo puede tener consecuencias
totalmente negativas en el conflicto que enfrenta a israelíes y
palestinos.
En el Foro Formentor nunca se ha pretendido que aquí en Mallorca
se pueda hallar la solución a los problemas políticos, económicos y
sociales que afectan a la cuenca del Mediterráneo. Pero no cabe
duda de que esos encuentros con luz y taquígrafos y las entrevistas
que puedan celebrarse más allá de los micrófonos pueden servir para
tender puentes que aproximen posturas. Hace falta, hoy más que
nunca, incidir en la necesidad del diálogo, diálogo como signo de
fortaleza, como acertadamente dijo el presidente Antich, que añadió
que «las desigualdades, la violencia y la injusticia deben ser
combatidas con políticas activas».
Pero la sorpresa del Foro, a nivel autonómico, han sido las
desafortunadas declaraciones del vicepresidente del Gobierno,
Rodrigo Rato. Decir a los ciudadanos de Balears que nuestra
Comunitat no necesita más ayudas para paliar los problemas
derivados de la insularidad es desconocer la auténtica realidad de
estas Islas. Es lamentable que el Gobierno del PP siga en esta
línea hostil a los intereses de Balears, negándose a reconocer lo
más evidente, por el simple hecho de que no le guste el color
político del Govern balear.
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