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Cándido Ibar es un hombre sencillo, tímido, franco, bueno. Sobre sus espaldas de ex jugador profesional de cesta punta en los frontones de Estados Unidos (es hermano del fallecido campeón de boxeo Urtain), Cándido carga y batalla contra el reto de su vida: sacar a su hijo Pablo del corredor de la muerte del penal de Reif, en Florida. Pablo Ibar, de 30 años, fue acusado hace ocho del asesinato del propietario de un local nocturno de Miami relacionado con el narcotráfico y de dos modelos que se encontraban con éste en su domicilio. Unos crímenes que según él, su esposa y su familia, no cometió.

De hecho, la policía nunca halló huellas ni muestras del ADN de Pablo en la escena del crimen. La única prueba en su contra es la confusa imagen de una videocámara en la que aparece uno de los asesinos, a quien la fiscalía de Miami identificó como Pablo. La entonces novia de éste, Tanya, que ahora es su esposa, siempre ha defendido que esa noche Pablo estuvo con ella. Pero la ineptitud de su primer abogado y las presiones policiales sellaron la condena a muerte.

«No será fácil, pero voy a sacar a mi hijo de la cárcel. Desde abril tenemos un gran abogado, Peter Raben, el mismo que sacó del corredor al también español Joaquín José Martínez. En diciembre va a presentar la apelación para que se repita el juicio. Raben es bastante optimista, jamás hubiera cogido el caso de Pablo si no supiera que él no mató a esas tres personas», contó ayer Cándido a Ultima Hora en Madrid.

Cándido Ibar viajó desde Atlanta (ciudad donde reside) a la capital de España para entrevistarse con un grupo de representantes de la Cámara Alta (entre ellos el senador de Izquierda Unida por Balears, Manuel Cámara). En la reunión los senadores le brindaron todo su apoyo, asegurándole que esta misma semana iban a ponerse en contacto con las autoridades estadounidenses para sustentar la inocencia de Pablo.

«Hoy ya hemos tomado dos decisiones "dijo Manuel Cámara a este periódico": primero, remitir una carta al gobernador de Florida, Jeb Bush, para que tome interés por el caso de Pablo Ibar, y segundo, enviar una delegación de senadores a Florida para apoyar la apelación del abogado y la repetición del juicio». Cámara, que ya estuvo en Florida durante la vista de Joaquín José Martínez, expresó su confianza en que se produzca un desenlace feliz «ya que en este caso, me atrevería a decir, hay más pruebas de inocencia a favor de Pablo que en el juicio del propio Martínez».