Un pequeño músico levanta admiración. Foto: CURRO VIERA

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La lluvia no consiguió menguar el éxito de la jornada. Alrededor de 300 xeremiers y gegants procedentes de las Islas y la Península participaron ayer en la VIII Trobada de Xeremiers que anualmente organiza la Associació Cultural Albopàs de sa Pobla.

Además de los isleños, entre los que se encontraban los hermanos Tomeu, Miquel y Mateu «Llargo», tomaron parte cuatro grupos procedentes de Catalunya, País Valencià y Asturias. La colla más numerosa fue la de Palma, que agrupó una treintena de xeremiers, seguida de la de Santa Maria del Camí, con una docena de componentes. Las calles de sa Pobla se llenaron desde las primeras horas de la mañana con las melodías de los xeremiers, que se fueron diseminando por las calles de la villa. Así mismo, a las 10.00 se habían hecho sentir por calles y plazas de sa Pobla divididos en pequeños grupos. Después convergieron todos juntos en la Plaça Major y enfilaron camino, sin dejar de amenizar el trayecto, hacia Can Planes, donde les esperaban los tradicionales gigantes. Este año, además de por los gigantes isleños, los gigantes poblers estuvieron acompañados por gigantons catalanes como los de Gràcia y los Capgrossos Macers. Todos juntos hicieron una muestra de baile.

Como en años anteriores, esta trobada coincidió con la Fira de Luthiers, es decir, artesanos que se dedican a la fabricación de diversos instrumentos musicales. Este año fueron 17 los que mostraban su trabajo con la particularidad de que también había artesanos foranis. Entre ellos destacaron el gallego de A Coruña Francisco Calvo, experto en la fabricación de gaitas, y los hermanos catalanes Pau y Xavier Orriols, fabricantes de flautas, xeremies y flabiols desplazados desde Vilanova. El resto de artesanos isleños procedían de sa Pobla, Llucmajor, Binissalem, Algaida, Santa Eugènia y Sineu, destacando la presencia de la única artesana de ocarinas, la algaidina Carme Hermoso. La fiesta terminó con una comida de hermandad en el Polideportivo.