A las cinco de la tarde, a las cinco en punto de la tarde, estaba
previsto empezar la «guerra municipal» contra la plaga de
estorninos que en esta época padece, y disfruta, Palma, pero los
pájaros impusieron su orden y la batalla se demoró media hora más.
Como arma no letal contra esos pájaros migratorios venidos del
norte haciendo escala hacia el cálido sur, unos ruidosos petardos,
cuya función es producir el efecto desbandada y mandarlos con sus
excrementos a otra parte.
Como «mariscal de campo», la concejala responsable de Sanitat,
Maria Crespo, quien anunció que la campaña que empezó ayer durará
un total de 20 días y supondrá una inversión de 13.000 euros, lo
que antes eran 2'25 millones de pesetas, y todo para evitar los
problemas de suciedad, ruidos y olores, que producen los estornells
sobre personas, objetos, casas, monumentos, vehículos y todo cuanto
quede en el «campo de batalla» elegido por esas aves, que suelen
ser las zonas arboladas de la ciudad, como son Es Born, Plaza de
España y Parc de les Estacions, Vía Roma, 31 de Diciembre, las
calles Manacor, Ruiz de Alda, Eusebio Estada, Blanquerna, las
Avenidas, la plaza de Santa Eulàlia, Atarazanas y Pere Garau, que
son las que el Ajuntament ha incluido en la campaña.
En cuanto al método utilizado, el de los petardos, el
Ayuntamiento considera que, por la experiencia acumulada tanto en
Palma como en otras ciudades, es el más efectivo. Este año han
presentado una novedad en forma de llamada de alarma emitida por
altavoces, para que las aves salgan volando.
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